
18/04/07
Transcurría el mínuto 71 de la segunda parte. Y fue entonces cuando Turienzo vio la luz. El Madrid con el juego ramplón, raquítico y rancio que ha propuesto Capello durante toda la temporada (ya lo dijo Juanito Navarro:"Capello aburre a las ovejas", y lo tomamos como un demente al cuál el destape le había afectado el cerebro), ganaba 0-1. Había bastado un regalo de Garay para que Raúl avanzara al equipo blanco en la primera parte. En la segunda, los minutos pasaban sin demasiados sobresaltos para la zaga madridista y este resultado, aunque parezca increíble, después de todo lo sucedido este año en la casa blanca, ponía provisionalmente líder, por primera vez en toda la temporada, al equipo merengue. Pero fue entonces, en ese minuto trágico para el madridismo, cuando Turienzo tuve una experiencia extrasensorial y se convirtió en un iluminado. Scaloni se adentra en el área con el balón controlado. Diarra le intercepta y saca limpia y claramente el balón, mientras que el argentino cae fulminado consecuencia de una mosqueante"lipotimia"(algún día, deberíamos valorar las aptitudes interpretativas de algunos futbolistas, sin duda muy superiores a las de algunos premiados con un Goya). Turienzo, mal situado, desde detrás de la jugada, en una posición donde es imposible que pudiera apreciar si existía o no infracción, recibe una señal sobrenatural, un mensaje de un ser superior que le dijo: "Silba Turienzo...Qué eso es penalty". Y allí que fue el iluminado, señalando con desgana el punto fatídico. Garay transformó el penalty y ahí se acabó el partido. El Madrid se vino abajo, de la misma forma que el sueño de ponerse líderes. Fue incapaz de reaccionar y dio por bueno el empate. Pero ni eso. Turienzo se dejó llevar. Primero expulsó a Helguera por juego peligroso en una acción cuando menos discutible (¿es Helguera quien levanta en exceso el pie cuando impacta con la cabeza del "ratón" Munitis o es el pequeño jugador quien baja la cabeza en exceso para jugar el balón?). Pero la guinda fue un segundo penalty de Cannavaro sobre el gigante Zigic en el minuto 90. Es penalty, probablemente, pero como ese hay en cada partido 5 o 6 en cada área y no se pitan. Finalmente, Mejía se fue por roja directa tras una patada a Munitis. El arbitraje de Turienzo causó la indignación de los directivos, entrenador y jugadores blancos, así como la de muchos madridistas que presenciaron el partido a través del televisor. Esa indignación la reflejó el diario Marca al día siguiente cuando titulaba: Turienzo, verdugo. Lo cierto es que el asunto se ha salido de madre, y el colegiado ha tenido que ir al juzgado a denunciar haber recibido más de 50 amenazas telefónicas de muerte. Aunque tres temporadas sin títulos, y probablemente una cuarta, empiezan a desquiciar a más de un aficionado madridista, no hay duda de qué quien hace esto es o un desalmado o un desequilibrado. Pero tampoco puede ser que este acto criminal oculte una realidad que sucedió el pasado sábado en El Sardinero: el árbitro falló como una escopeta de feria, perjudicando al Madrid y se va a ir de rositas. Es cierto, que probablemente en otra ocasión otro árbitro les beneficie. Pero ese no es el problema. En una empresa si uno no rinde adecuadamente se va a la calle. Si un taxista se salta un semáforo, le quitarán 3 puntos del carnet... y así en todos las profesiones excepto en la de árbitro, que un fin de semana tras otro, se equivocan y no pasa nada. Si siguen siendo los árbitros tan malos, será cuestión de plantearse la utilización de medios técnicos que permitan la visualización de las jugadas polémicas por parte de los árbitros. Igual así aciertan.
Transcurría el mínuto 71 de la segunda parte. Y fue entonces cuando Turienzo vio la luz. El Madrid con el juego ramplón, raquítico y rancio que ha propuesto Capello durante toda la temporada (ya lo dijo Juanito Navarro:"Capello aburre a las ovejas", y lo tomamos como un demente al cuál el destape le había afectado el cerebro), ganaba 0-1. Había bastado un regalo de Garay para que Raúl avanzara al equipo blanco en la primera parte. En la segunda, los minutos pasaban sin demasiados sobresaltos para la zaga madridista y este resultado, aunque parezca increíble, después de todo lo sucedido este año en la casa blanca, ponía provisionalmente líder, por primera vez en toda la temporada, al equipo merengue. Pero fue entonces, en ese minuto trágico para el madridismo, cuando Turienzo tuve una experiencia extrasensorial y se convirtió en un iluminado. Scaloni se adentra en el área con el balón controlado. Diarra le intercepta y saca limpia y claramente el balón, mientras que el argentino cae fulminado consecuencia de una mosqueante"lipotimia"(algún día, deberíamos valorar las aptitudes interpretativas de algunos futbolistas, sin duda muy superiores a las de algunos premiados con un Goya). Turienzo, mal situado, desde detrás de la jugada, en una posición donde es imposible que pudiera apreciar si existía o no infracción, recibe una señal sobrenatural, un mensaje de un ser superior que le dijo: "Silba Turienzo...Qué eso es penalty". Y allí que fue el iluminado, señalando con desgana el punto fatídico. Garay transformó el penalty y ahí se acabó el partido. El Madrid se vino abajo, de la misma forma que el sueño de ponerse líderes. Fue incapaz de reaccionar y dio por bueno el empate. Pero ni eso. Turienzo se dejó llevar. Primero expulsó a Helguera por juego peligroso en una acción cuando menos discutible (¿es Helguera quien levanta en exceso el pie cuando impacta con la cabeza del "ratón" Munitis o es el pequeño jugador quien baja la cabeza en exceso para jugar el balón?). Pero la guinda fue un segundo penalty de Cannavaro sobre el gigante Zigic en el minuto 90. Es penalty, probablemente, pero como ese hay en cada partido 5 o 6 en cada área y no se pitan. Finalmente, Mejía se fue por roja directa tras una patada a Munitis. El arbitraje de Turienzo causó la indignación de los directivos, entrenador y jugadores blancos, así como la de muchos madridistas que presenciaron el partido a través del televisor. Esa indignación la reflejó el diario Marca al día siguiente cuando titulaba: Turienzo, verdugo. Lo cierto es que el asunto se ha salido de madre, y el colegiado ha tenido que ir al juzgado a denunciar haber recibido más de 50 amenazas telefónicas de muerte. Aunque tres temporadas sin títulos, y probablemente una cuarta, empiezan a desquiciar a más de un aficionado madridista, no hay duda de qué quien hace esto es o un desalmado o un desequilibrado. Pero tampoco puede ser que este acto criminal oculte una realidad que sucedió el pasado sábado en El Sardinero: el árbitro falló como una escopeta de feria, perjudicando al Madrid y se va a ir de rositas. Es cierto, que probablemente en otra ocasión otro árbitro les beneficie. Pero ese no es el problema. En una empresa si uno no rinde adecuadamente se va a la calle. Si un taxista se salta un semáforo, le quitarán 3 puntos del carnet... y así en todos las profesiones excepto en la de árbitro, que un fin de semana tras otro, se equivocan y no pasa nada. Si siguen siendo los árbitros tan malos, será cuestión de plantearse la utilización de medios técnicos que permitan la visualización de las jugadas polémicas por parte de los árbitros. Igual así aciertan.
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